El
Dr. Evan Alexander, neurocirujano de Harvard, publicó un libro en
el que relata su propia experiencia cercana a la muerte y en la que
sugiere la posibilidad de probar científicamente la existencia del cielo
o de una vida más allá de la muerte. El debate en torno a la
posibilidad de que la conciencia sobreviva a la función vital sigue
siendo parte de la agenda en sitios alternativos y merece una discusión
seria.
Greg Taylor, fundador del sitio Daily Grail, ha escrito un nuevo
libro: Stop Worrying! There Probably is an Afterlife, en el que intenta
mostrar que existe evidencia para sugerir que la vida o alguna forma de
conciencia sobrevive a la muerte. Taylor mantiene que existen 5
diferentes fenómenos, aunque relacionados, que proveen las bases para su
argumento. Si bien estos fenómenos quizás no deberían de tomarse como
evidencia concluyente, sí nos hacen al menos reflexionar sobre el abismo
cognitivo que presenta la muerte y motivan a una mayor investigación.
Si bien la mente popular ya ha introyectado la noción de experiencias
cercanas a la muerte (desde películas como Flatliners o el libro de
Raymond Moody, Life After Life), la ciencia considera que estas
experiencias, lejos de probar algo, son solamente alucinaciones
generadas por alteraciones neurológicas propias de la inminente muerte.
Sin embargo, existen casos que parecen remitirnos a experiencias que
van más allá de la subjetividad inherente. Estas experiencias han sido
llamadas en inglés “veridical NDEs”, y reportan casos en los que la
persona que yace al borde de la muerte ha podido relatar información que
no debería de haber sido posible de percibir (como puede ser vía una
experiencia de desdoblamiento corporal o outer body experience).
La literatura recoge un caso publicado en la revista científica, The
Lancelot, en el que un hombre de 44 años que entró en estado de coma, ya
sin pulso, y que usaba una dentadura postiza, luego pudo identificar a
la enfermera que sabía dónde estaba su dentadura, la cual había sido
removida cuando él estaba inconsciente. El paciente más tarde relató
haberse observado a sí mismo en la cama al tiempo que las enfermeras lo
intentaban resucitar y guardaron su dentadura.
Analizando 107 casos diferentes, la investigadora Janice Miner Holden
concluye que existe evidencia “para convencer a la mayoría de los
escépticos de que estos reportes son más que meras alucinaciones de
parte del paciente”.
Un libro de 1882 llamado
The Peak in Darien, escrito por Frances
Cobbe, hace referencia a un incidente en el que una mujer, parte de una
familia muy unida, mientras estaba internada en el hospital recibió la
visita de tres de sus hermanos que estaban muertos y poco después se
unió un cuarto, el cual se creía aún vivo. Poco después se supo que el
cuarto hermano había muerto recientemente en su residencia en India.
Este tipo de experiencias de muertes anunciadas o visitas de individuos
que se creían aún vivos han llegado a conocerse como experiencias del
Pico de Darien y existen docenas de ellas en la literatura médica.
Las visiones de túneles de luz, entidades angelicales o emociones de
amor océanico reportadas por personas cerca de la muerte son descartadas
como las alucinaciones propias de un estado de estrés y alteración
neural, sin embargo, existen numerosos casos en los que los reportes de
estas personas secundados por otras personas en la misma habitación,
convirtiendo estas alucinaciones en percepciones compartidas.
El investigador
Peter Fenwick ha recopilado numerosos testimonios de
enfermeras y cuidadores que también dicen haber observado una luz
radiante envolviendo a la persona que está cerca de morir, en ocasiones
reportando las mismas visiones que familiares. Estas experiencias, si
bien no determinan necesariamente que existe una vida después de la
muerte si parecen indicar que las condiciones psicoambientales se ven
afectadas por el proceso de muerte hasta el punto de que se puede
influir colectivamente en la realidad experimentada.
El
Dr. Horace Ackley, enfermo en el hospital, se descubrió a sí mismo
alzándose por sobre su cuerpo. En ese momento pudo ver toda su vida
moviéndose en torno suyo como un panorama escénico a alta velocidad.
Ackley entonces notó que debía de estar muerto y se sintió complacido de
saber que la muerte era una experiencia placentera. Su único
arrepentimiento era no poder informarle a sus amigos y familia que todo
estaba bien y que él seguía existiendo. En este punto, un par de
espíritus guardianes lo recibieron y lo llevaron a una habitación donde
se reunió con otros espíritus que le eran queridos.
http://contenido.com.mx/2014/08/vida-despues-de-la-muerte-estos-hechos-podrian-probarlo/