A muchas mentes pensantes no les satisface la explicación de que tal exactitud sea pura coincidencia. El físico John Polkinghorne, que trabajó en la Universidad de Cambridge, llegó a esta conclusión: “Al comprender que las leyes de la naturaleza deben estar ajustadas con extraordinaria precisión para que exista el mundo visible, surge con fuerza en nuestro interior la idea de que este no se originó por casualidad, sino con una finalidad”.
El físico australiano Paul Davies suscribe la misma opinión: “No cabe duda de que muchos científicos se oponen temperamentalmente [...]. Desdeñan la idea de que pueda existir un Dios, o inclusive un sustrato o principio creativo impersonal [...]. Personalmente, no comparto su desdén. [...] No puedo creer que nuestra existencia en el universo sea un mero capricho del destino, [...] un destello fortuito en el gran drama cósmico”.
El físico matemático Paul Davies, profesor en la Universidad Adelaide de Australia, realizó prolongados cálculos de las condiciones que deben haber existido al producirse el Bing Bang y concluyó con un resultado que sólo se puede describir como pasmoso. Según Davies, si la velocidad de expansión hubiese diferido en más de 10-18 segundos (un quintillonésimo de segundo) no habría existido el universo. Davies describe su conclusión: "Medidas cuidadosas ponen la velocidad de expansión muy cercana al valor crítico en el cual el universo escapa a su fuerza de gravedad y se expande para siempre. Si esa velocidad de expansión hubiese sido un poco más lenta, el cosmos hubiera colapsado; y si hubiese sido un poco mayor el material cósmico se habría dispersado completamente hace tiempo. Es interesante preguntar específicamente cuán delicadamente ha sido "ajustada" la velocidad de expansión para ubicarse en esa estrecha línea divisoria entre dos catástrofes. Si en un tiempo 1 seg (por medio del cual el tiempo patrón de expansión ya fue firmemente establecido) la velocidad de expansión hubiese diferido de su valor real en más de 10-18, habría sido suficiente para eliminar el equilibrio. La fuerza explosiva del universo es así igualada, con una exactitud casi increíble, a su fuerza gravitatoria.
Bilim Teknik ("Ciencia Técnica", periódico científico turco) cita un artículo que apareció en Science, donde se habla del fenomenal equilibrio obtenido en la fase inicial del universo: "Si la densidad del universo hubiese sido un poco mayor, no se habría expandido debido a la fuerza de atracción de las partículas atómicas, sino que se hubiese contraído hasta quedar éstas sumidas en un punto, según la teoría de la relatividad de Einstein. Si la densidad hubiese sido un poco menor, entonces el universo se hubiera expandido rápidamente, por lo que las partículas atómicas no se hubiesen atraído entre sí y nunca se hubieran formado las estrellas y las galaxias. En consecuencia, ¡el ser humano no hubiese existido nunca! Según los cálculos, la diferencia entre la densidad real del universo y su densidad crítica --que es improbable que ocurra-- es menor a un cuatrillonésimo de un uno por ciento. Esto es similar a colocar un lápiz en una posición tal que pueda permanecer parado sobre su punta más de mil millones de años
Incluso Stephen Hawking, quien se esfuerza por justificar la creación del universo como producto de una serie de coincidencias en Historia del Tiempo, reconoce el extraordinario equilibrio en la velocidad de expansión: "Si la velocidad de expansión un segundo después del Big Bang hubiese sido menor, incluso en una parte en cien mil billones (uno dividido cien mil billones, el universo habría colapsado de nuevo antes de que hubiese alcanzado nunca su tamaño natural
El Cálculo De Probabilidad
Lo dicho hasta ahora exhibe el extraordinario equilibrio entre las fuerzas que hacen posible la vida humana en este universo. La aceleración de la explosión del Big Bang, los valores de las cuatro fuerzas fundamentales y todas las otras variables que examinaremos en los capítulos que siguen, variables que son vitales para la existencia, han sido dispuestas con una precisión extraordinaria.
Roger Penrose, conocido matemático británico y muy amigo de Stephen Hawking, se preguntó acerca de esto e intentó calcular la probabilidad. Incluyendo lo que consideraba eran todas las variables requeridas por los seres humanos para vivir en un planeta como el nuestro, calculó la probabilidad de que este medio ambiente se dé entre todos los que posiblemente se hubiesen generado a partir del Big Bang.
Incluso si fuésemos a escribir un cero sobre cada protón y sobre cada neutrón de todo el universo --y podríamos hacerlo sobre todas las otras partículas para tratar de usar todos los ceros-- no llegaríamos a escribir la cifra indicada"
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