Según informaba el pasado 16 de abril Aceprensa, durante más de cinco décadas, este filósofo inglés fue uno de los más vehementes ateos del mundo. Escribió libros y, con audiencias multitudinarias, debatió con conocidos pensadores creyentes, entre otros con el célebre apologista cristiano C. S. Lewis.
Sin embargo, en el que celebró en la Universidad de Nueva York en 2004, los asistentes quedaron sorprendidos cuando Flew anunció que para entonces ya aceptaba la existencia de Dios y que se sentía especialmente impresionado por el testimonio del cristianismo.
En su libro, cuyo título original es There is a God. How the world’s most notorious atheist changes his mind (Nueva York: Harper One, 2007), Flew no sólo desarrolla sus propios argumentos sobre la existencia de Dios, sino que argumenta frente a los puntos de vista de importantes científicos y filósofos acerca de la cuestión de Dios.
Su investigación le llevó a examinar, entre otros, los trabajos críticos David Hume al principio de causalidad y los argumentos de importantes científicos como Richard Dawkins, Paul Davies y Stephen Hawking. Otro de los pensamientos sobre Dios que tomó como referencia fue el de Albert Einstein, ya que, lejos de lo que afirman ateos como Dawkins, Einstein fue claramente creyente.
“Inteligencia creadora”
¿Qué llevó a Flew a cambiar tan radicalmente su concepto de Dios? Él explica que la razón principal nace de las recientes investigaciones científicas sobre el origen de la vida; unas investigaciones que muestran la existencia de una “inteligencia creadora”.
Tal como expuso en el simposio celebrado en 2004, su cambio de postura fue debido “casi enteramente a las investigaciones sobre el ADN”: “Lo que creo que el ADN ha demostrado, debido a la increíble complejidad de los mecanismos que son necesarios para generar vida, es que tiene que haber participado una inteligencia superior en el funcionamiento unitario de elementos extraordinariamente diferentes entre sí”, asegura.
“Es la enorme complejidad del gran número de elementos que participan en este proceso y la enorme sutileza de los modos que hacen posible que trabajen juntos. Esa gran complejidad de los mecanismos que se dan en el origen de la vida es lo que me llevó a pensar en la participación de una inteligencia”, añade Flew.
En cuanto a la teoría de Richard Dawkins de que el llamado ‘gen egoísta’ es el responsable de la vida humana, Flew la califica de “ejercicio supremo de mixtificación popular”. “Los genes, por supuesto, ni pueden ser egoístas ni no egoístas, de igual modo que cualquier otra entidad no consciente no puede ni entrar en competencia con otra ni hacer elecciones”.
“Ahora creo que el universo fue fundado por una Inteligencia infinita y que las intrincadas leyes del universo ponen de manifiesto lo que los científicos han llamado la Mente de Dios. Creo que la vida y la reproducción se originaron en una fuente divina”, dice.
“Tres dimensiones que apuntan a Dios”
“¿Por qué sostengo esto, después de haber defendido el ateísmo durante más de medio siglo? La sencilla respuesta es que esa es la imagen del mundo, tal como yo la veo, que emerge de la ciencia moderna. La ciencia destaca tres dimensiones de la naturaleza que apuntan a Dios”.
“La primera es el hecho de que la naturaleza obedece leyes. La segunda, la existencia de la vida, organizada de manera inteligente y dotada de propósito, que se originó a partir de la materia. La tercera es la mera existencia de la naturaleza. Pero en este recorrido no me ha guiado solamente la ciencia. También me ayudó el estudio renovado de los argumentos filosóficos clásicos”, señala.
“Mi salida del ateísmo no fue provocada por ningún fenómeno nuevo ni por un argumento particular. En realidad, en las dos últimas décadas, todo el marco de mi pensamiento se ha trastocado. Esto fue consecuencia de mi permanente valoración de las pruebas de la naturaleza. Cuando finalmente reconocí la existencia de Dios no fue por un cambio de paradigma, porque mi paradigma permanece”, concluye.
“Este es mi libro”
A raíz de la publicación del libro, llovieron las críticas por parte de sus colegas por el cambio realizado, entre ellas la de Mark Oppenheimer en un artículo titulado El cambio de un ateo.
Según informa Noticias Cristianas, Oppenheimer caracteriza a Flew como un viejo hombre senil que es manipulado y explotado por los cristianos evangélicos para sus propios propósitos. Además, le acusa de haber firmado un libro que nunca escribió.
Sin embargo, Flew, de 86 años de edad, responde de forma concluyente: “Mi nombre está en el libro y representa exactamente mis opiniones. No permitiré que se publique un libro con mi nombre con el cual no estoy cien por ciento de acuerdo”.
“Necesité que alguien lo escribiera porque tengo 84 años –dijo entonces–. Ese fue el papel de Roy Varghese. La idea que alguien me manipuló porque soy viejo es exactamente incorrecta. Puedo ser viejo, pero es difícil que alguien me manipule. Este es mi libro y representa mi pensamiento”, sentenció.
Flew anunció las razones científicas de este cambio de creencia con las siguientes palabras:
“La investigación del ADN realizada por los biólogos ha demostrado, mediante la casi increíble complejidad de las condiciones necesarias para producir vida, que la inteligencia tuvo que estar involucrada”.
“Se ha vuelto excesivamente difícil incluso pensar en construir una teoría naturalista de la evolución de aquel primer organismo reproductor”.
“Me convencieron de que está fuera de discusión el hecho de que la primera materia viva evolucionó a partir de materia muerta y luego se desarrolló en una criatura extraordinariamente compleja”.
La investigación de ADN que Flew cita como una razón fundamental para su cambio de opinión, ha revelado de hecho datos sorprendentes sobre la creación. La forma helicoidal de la molécula de ADN, su posesión del código genético, los lazos nucleótidos que rechazan el azar ciego, el almacenamiento de cantidades enciclopédicas de información, y muchos otros hallazgos asombrosos, han revelado que la estructura y las funciones de esta molécula fueron establecidas para la vida con un diseño especial. Los comentarios de los científicos que participan de las investigaciones de ADN así lo testifican.
Otras opiniones.
Según sus cálculos, Led Adleman, de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles, ha declarado que un gramo de ADN puede almacenar tanta información como un billón de discos compactos. Gene Myers, un científico participante del Proyecto Genoma Humano, ha afirmado lo siguiente a la luz de los milagrosos descubrimientos de los que fue testigo:
“Lo que realmente me sorprende es la arquitectura de la vida… El sistema es extremadamente complejo. Es como si fuera diseñado… Hay una tremenda inteligencia detrás de él”.
El dato más asombroso sobre el ADN, es que la existencia de la información genética codificada definitivamente no se puede explicar en términos de materia y energía o de leyes naturales. El Dr. Werner Gitt, profesor del Instituto Federal Alemán de Física y Tecnología, dijo lo siguiente sobre este tema:
“Un sistema de códigos siempre es el resultado de un proceso mental… Hay que hacer énfasis en el hecho de que la materia como tal es incapaz de generar ningún código. Todas las experiencias indican que hace falta un ser pensante que ejerza voluntariamente su libre albedrío, cognición y creatividad... No existe ninguna ley natural conocida, mediante la cual la materia pueda generar información, ni tampoco se conoce ningún proceso físico o fenómeno material que pueda hacerlo”.
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