En su libro “El código del Universo”, dice:
Con esto concluyo que el título de azar no es más que la tapadera científica con la que se pretende cubrir la vasta laguna de la ignorancia. Cuando el científico desconoce las causas de algo, lo llama azar y todo explicado.
Lo peor es que muchos lo creen, pensando que es irracional creer en Dios, cuando lo irracional es creer cualquier cosa vestida de ciencia con tal de no creer en Dios. Creerlo todo para decir que no creen en nada. Se vive adorando la ciencia, que es el Dios impersonal de los que no quieren un Dios personal, y quienes lo hacen se convierten en “cienciólatras” irracionales.
Freman Dyson, profesor de física en Princeton, dice: "Es cierto que aparecimos en este Universo por azar, pero la idea de azar es solo un disfraz de nuestra ignorancia”, que es tanto como decir que científicamente no sabemos el por qué estamos aquí. Y si no sabemos por qué estamos aquí, ¿Podemos saber para que estamos?, ¿podemos estar por nada y para nada o nuestra breve existencia terrenal tiene un valor que la trasciende? Ciertamente, la vida tiene un sentido, pero no está en el ámbito de la ciencia el dárselo, pues el conocimiento científico no lo abarca todo como algunos creen ingenuamente. Toda prueba contra el azar es un tanto a favor del argumento teleológico (el objetivo y finalidad de la naturaleza era conocida y planeada de antemano). En esta línea recojo la frase del reconocido divulgador científico, Paul Davies, físico-matemático, en su libro “proyecto cósmico”:
Es posible imaginarse un universo completamente determinista y que su futuro sea, no obstante, desconocido e incognoscible. Esta implicación tiene un significado profundo. Aunque las leyes de la física sean estrictamente deterministas dejan lugar para que el Universo sea creador y genere innovaciones impredecibles.
La prueba que utiliza para llegar a esta posibilidad es demasiado extensa y complicada para tratarla aquí, es mejor remitirse a su libro.
La mecánica cuántica, que es una teoría que predice probabilidades, y cuyo potencial de predicción es estadístico más que puntual y concreto, está siendo puesto en tela de juicio por sus incompatibilidades con la relatividad de Einstein y por sus extrañas implicaciones metafísicas.
David Z. Albert explica en “Investigación y Ciencia” de julio -1994, como la teoría de D. Bohm constituye un auténtico desafío a la concepción probabilística y subjetiva de la realidad en mecánica cuántica. Aunque no es nueva esta teoría, vuelve a poner sobre la mesa el determinismo.
El azar no es más que la ausencia de toda ley, norma o regla, y cuan evidente es que ésta no es la propiedad de nuestro Universo. Como vamos a ver, si dependiéramos del azar para existir, qué duda cabe que no estaríamos aquí para discutirlo.
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