Detrás de él entró la notaria, Elena Ramos, que verificó que la pared había quedado completamente lisa y precintó la habitación para que nadie pudiera entrar. Y detrás de ellos dos llegó el cerrajero, que colocó una mampara ante la puerta para que si había alguna duda de que se pudiera manipular el precinto de la habitación, quedara totalmente despejada.
Todo promovido por el Grupo de Investigaciones Parapsicológicas de Bélmez, un grupo de investigadores de Sevilla que ya lleva varios años trabajando en la que fuera la casa natal de María, heredada por sus sobrinas, Ana y Felipa, y donde, tal y como todos defienden, comenzaron a aparecer teleplastias tras la muerte de María Gómez. El precinto fue el 18 de febrero y ayer, 18 de agosto, tocaba desprecintar y comprobar qué había pasado en este tiempo en la famosa pared. De ahí los nervios de Blas.
No sabían lo que se iban a encontrar, pero los investigadores no se plantearon la discreción ni por un momento. En la puerta de la casa natal estaban ayer, a media mañana, medios de comunicación, vecinos, miembros de la Asociación Parasicológica de Mula (Murcia), que habían sido invitados al acontecimiento, familiares e interesados en el fenómeno en general. Pasadas las doce llegaba la notaria y comenzaba el 'espectáculo'. La gente se agolpaba en el pasillo de la casa que conduce a la habitación para poder ser los primeros en entrar y echar un vistazo. Pero no fue tan fácil.
El proceso fue el mismo, pero a la inversa, que el día del precinto. Primero tuvo que entrar el herrero y desmontar la mampara. Después la notaria comprobó que el precinto sobre la puerta continuaba tal y como lo había dejado y cuando tocaba abrir la puerta, en mitad del caos de gente, fue cuando cayeron en la cuenta de que la única llave de la puerta se la había llevado la notaria y no la había traído. El herrero tuvo que intervenir de nuevo y romper la cerradura. Y ya sí, por fin, se abrió la puerta.
El misterio se desveló
Hasta cincuenta personas llegaron a meterse en la habitación al mismo tiempo y el misterio se desveló. Caras como tal no había, pero la pared tampoco estaba lisa, como la había dejado Blas. Fue a él al primero al que llamó la notaria cuando vio la pared, para que diera cuenta de cómo estaba y de cómo está. «En mis cuarenta años no he visto que esto haya aparecido en una pared, tengo los pelos de gallino», dijo el albañil.
«Son carillas chicas», decían unos; «que temblor me ha entrado al verlo», decían otros. Para Diego Fuentes, el presidente del grupo de parapsicología de Bélmez, es «muy sorprendente» lo que han encontrado después de estos seis meses. «No sabemos bien lo que es, pero es un suceso paranormal. Son como pequeñas caras que se están formando. Antes de picar la pared había pequeños rostros de niños y el rostro de un anciano, y ahora lo que esperamos es que empiecen a salir nuevas caras, sobre todo viendo los resultados que hemos obtenido en tan poco tiempo».
Vista la pared, ahora el siguiente paso es llevar un trozo de la misma a analizar al laboratorio para ver su composición. La muestra también se tomó ayer ante la notaria. «Sólo puedo certificar que ha habido un cambio, que la pared antes era homogénea y ahora ya no lo es, pero no entro en nada más», dijo una vez comprobadas las novedades.
«Es un orgullo, que vean que en esta casa no hay demonio, ni engaños, lo que hay es mucha fe en Dios y en la Virgen», decía Felipa, que junto con Ana, son las sobrinas de María Gómez y ahora las propietarias de la casa. Con sus palabras se refería, entre otras cosas, al enfrentamiento que mantienen con los hijos de María, propietarios de la casa donde aparecieron las caras hace ya cuarenta años. Es más, éstos no dejaban ayer tomar imágenes de su casa para que no se confundiera con la nueva.
«Si ha sido la chacha María, bendita sea», decía Felipa. «Y ahora van a salir más caras, pero van a ser otras diferentes a las que había. Ahora se ha demostrado que todo era realidad», decía Ana.
Las de esa habitación no son las únicas caras que hay en la casa natal de María. También en la planta superior, en el suelo y en las paredes, hay otras caras y el grupo de parapsicología no descarta hacer el mismo experimento con ellas más adelante. Mientras, el museo sobre el fenómeno en Bélmez de la Moraleda, va para adelante, con una subvención europea superior a los 850.000 euros, y que ha despertado críticas a nivel nacional y de personajes tan populares como Arturo Pérez Reverte.
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